La neuroeducación llevada al aula
Francisco Mora ofrece una clave fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje: “hoy comenzamos a saber que nadie puede aprender nada si no le motiva. Es necesario despertar la curiosidad, que es el mecanismo cerebral capaz de detectar lo diferente en la monotonía diaria. (...) Por eso hay que encender una emoción en el alumno, que es la base más importante sobre la que se sustentan los procesos de aprendizaje y memoria. Las emociones sirven para almacenar y recordar de una forma más efectiva” (Torres, 2017).
Y es que esta no es una cuestión baladí ni casual, sino una certeza científica. Como explica Antonio R. Damasio, “hay una región del cerebro humano ―las capas corticales prefrontal-ventromediales― cuyo daño compromete constantemente, en la forma más pura imaginable, tanto lo racional/decisorio como lo emocional/sentimental, de modo especial en los dominios personal y social. Podríamos decir, metafóricamente, que la razón y la emoción se “cruzan” en las capas corticales prefrontal-ventromediales y que también se intersectan en la amígdala”. Y concluye: “en suma: parece haber una colección de sistemas en el cerebro humano que están dedicados específicamente al proceso de pensamiento orientado hacia metas definidas que llamamos razonamiento, y a la respuesta selectiva que denominamos toma de decisiones, con énfasis especial en los dominios personal y social. Ese mismo conjunto de sistemas también está involucrado en la emoción y el sentimiento, y parcialmente en el procesamiento de las señales corporales” (Damasio, 1996, pp. 91-92).
Emoción y razón están por tanto conectadas. Esta evidencia es quizá la más importante de cara a la aplicación práctica de las investigaciones del campo neuroeducativo, pues ha cambiado completamente la manera de entender la enseñanza, instando a que se produzcan cambios en el modelo clásico de escuela. Sus implicaciones van desde el concepto arquitectónico del lugar donde se enseña, a la planificación de horarios y de asignaturas, al entorno social del estudiante, a la relación profesor-alumno, etc.
Además, la neuroeducación cobra especial importancia en niños o jóvenes con síndromes o enfermedades que puedan interferir en el aprendizaje como son el TDAH, el autismo, la ansiedad, la dislexia… Cada cerebro es distinto, y por eso el modo de enseñar debe adaptarse, obviamente en la medida de lo posible, a cada alumno; se deben reconocer trastornos como los anteriormente citados para poder buscar el modo de que el alumno no quede excluido sino que participe del proceso de aprendizaje utilizando las herramientas más adecuadas.
Queremos poner de relevancia tres elementos que ahora se consideran fundamentales para la mejora del aprendizaje, ya mencionados al principio del blog, y que hasta ahora eran menospreciados e incluso refutados, como son el ejercicio físico, la actividad artística y el juego.
El ejercicio físico
Se ha demostrado un gran aliado en la mejora de las funciones cognitivas, que inciden de manera fundamental en el desarrollo académico y personal del estudiante, debido a la liberación de una serie de moléculas que intervienen en procesos neuronales básicos como son la plasticidad sináptica, la neurogénesis y la vascularización cerebral (Gómez-Pinilla & Hillman, 2013), junto al incremento del nivel de ciertos neurotransmisores cuya función se demuestra imprescindible para un buen aprendizaje como son la dopamina (motivación), la serotonina (estado de ánimo) y la noradrenalina (atención) entre otras. (Guillén, 2016).
Mediante diferentes estudios se ha demostrado que una actividad moderada antes de la realización de una prueba académica mejora los resultados obtenidos en la misma. El beneficio es por tanto global, pero cobra especial importancia en los alumnos con TDAH, que ven reducirse su dificultad para concentrarse y prestar atención.
La actividad artística
Existen diferentes evidencias científicas que demuestran que la música mejora el rendimiento académica y la lectura, el teatro incide positivamente en las habilidades verbales, y las artes visuales ayudan a la mejora del razonamiento geométrico. Pero no solo; el arte ayuda a fomentar la creatividad, el desarrollo mental, la capacidad crítica…
Sousa y Pilecki (2013) han identificado algunas de las razones por las que las artes constituyen una necesidad para los estudiantes de cualquier etapa educativa: activan el cerebro, hacen la enseñanza más interesante, reducen el estrés, introducen novedad, fomentan la cooperación, promueven la creatividad, mejoran la memoria a largo plazo y favorecen el desarrollo intelectual.
El juego
Es la manera más primitiva de aprendizaje del hombre, y una de las más eficaces. Se ha demostrado que aquello que nos crea curiosidad, que nos divierte y nos atrae lo aprendemos y memorizamos mejor, lo cual explica el importante papel de la parte lúdica en el proceso de aprendizaje.
Y así, afirma Francisco Mora que “el juego es un invento poderoso de la naturaleza (…). El instrumento del juego, combinación de curiosidad y placer, es el arma más poderosa de aprendizaje” (Mora, 2013, p. 74).
Combatiendo neuromitos
El autor Pallarés (2016, p. 944) nos dice que la neuroeducación entiende los neuromitos generalmente como falsas ideas, creencias, interpretaciones o extrapolaciones que han trascendido a la opinión pública a pesar de haber sido desterradas o invalidadas por la neurociencia. Suelen ser explicaciones o hipótesis simples, o de carácter muy general, no demostradas pero que por su propio contenido o significado han calado muy hondo en la opinión pública en parte debido a la difusión de los medios de comunicación y que cuesta mucho desarraigar. Se trata por tanto de ideas falsas o bulos extendidos en la sociedad a tal nivel de ser considerados por la mayoría como datos ciertos. A continuación analizaremos algunos de los más importantes.
El aprendizaje está condicionado por aquello que aprendemos antes de los tres años
Uno de los neuromitos más extendidos es el que enuncia que todo lo que va a condicionar casi la totalidad del aprendizaje en la vida debe darse a la edad de tres años [...] se debe a una exageración de dos condicionantes fisiológicos: la neurogénesis y las inaptogénesis. Una importante cantidad de cambios fisiológicos tienen lugar entre el nacimiento y los tres años, pero esto no significa que sean «críticos» ni que deba exagerarse con respecto a este periodo. [...] Lo que se podría decir es que si se estimula positivamente a los infantes en sus primeros tres años de vida, se les proporcionaría la base para que vayan fortaleciendo sus capacidades a lo largo de la vida con el aprendizaje (Pallarés, 2016).
Los seres humanos usamos tan solo el 10% de nuestro cerebro
Como contraargumentación de este neuromito, se puede decir que, en realidad, el cerebro permanece totalmente activo. Ningún área permanece 100% inactiva, incluso durante el sueño [...] El cerebro apenas ocupa el 2% del peso corporal, pero consume alrededor de un 20% de la energía (Pallarés, 2016).
La utilización preferente de un hemisferio condiciona el aprendizaje
La lateralización cerebral constituye el origen de otro neuromito [...] según el hemisferio que predomine, los seres humanos tenemos un tipo de pensamiento y comportamiento. De esta forma, el hemisferio izquierdo sería la sede del pensamiento más racional y analítico. Estaría relacionado con las funciones de lectura y escritura —lenguaje—, el pensamiento matemático, la resolución de problemas, y las operaciones lógico-formales. El hemisferio derecho, en cambio, conformaría la sede de la intuición y la emoción. [...] Teniendo en cuenta las aportaciones de la neuroeducación, la división propuesta por la lateralización hemisférica cerebral es muy simplista, [...] Es cierto que existen ciertas tareas que requieren de una mayor implicación de un hemisferio cerebral, [...] sin embargo, no hay ninguna tarea que requiera sólo de la actividad de un solo hemisferio. Pues ambos trabajan conjuntamente en cualquier tarea cognitiva (Pallarés, 2016).
La existencia de estilos preferentes de aprendizaje
Hacen referencia a modalidades sensoriales: visual, auditiva y kinestésica. Según estas modalidades, se realiza un test a los estudiantes para saber cuál es su estilo predominante y preferente de aprendizaje, y se les enseña de acuerdo con ello [...] que un estudiante prefiera un estilo a otro no significa que sea efectivo [...] la neuroeducación ha destacado que es incorrecto asumir que sólo una modalidad de procesamiento sensorial está involucrada en cualquier tipo de aprendizaje (Pallarés, 2016).
El funcionamiento del cerebro como si de un ordenador se tratase
Se trata de una sobresimplificación por varias razones. En primer lugar, el cerebro actual se ha desarrollado a lo largo de millones de años de evolución biológica, mientras que los ordenadores son muchísimo más recientes. En segundo lugar, ignoramos cómo funciona el cerebro respecto a las altas funciones cognitivas. Con el ordenador ocurre lo contrario: conocemos perfectamente esta máquina, principalmente porque la hemos construido nosotros. Por último, el ordenador opera con una relativa rigidez, mientras que el cerebro tiene más opciones para resolver problemas y su funcionamiento implica significados emocionales y la emergencia de la conciencia (Mora, 2015).
Entrevistas
Los enlaces siguientes llevan a varias entrevistas a expertos en neurociencias y educación.
Entrevista de televisión en RTVE a Francisco Mora
Otra entrevista a Francisco Mora en RTVE, esta vez de radio
Entrevista a Daniel Ansari, investigador de las bases neuronales de la cognición numérica (En inglés)
Entrevista a Tracey Tokuhama-Espinosa, autora de múltiples libros sobre bilingüismo y multilingüismo (En inglés)
Entrevista al experto en creatividad Ken Robinson por La Vanguardia
Bibliografía
Álvarez, J. (2006). Los hallazgos de las neurociencias y su aplicabilidad a la sala de clases: teoría y práctica. Puerto Rico: Ediciones Santillana.
Damasio, A. R. (1996). El error de Descartes. La razón de las emociones. Editorial Andrés Bello.
Gómez‐Pinilla, F., & Hillman, C. (2013). The influence of exercise on cognitive abilities. Comprehensive Physiology.
Mora, F. (2015). Neuroeducación. Solo se puede aprender aquello que se ama. Alianza Editorial.
Sousa, David A. (Anthony), Pilecki, Thomas J. (2013). From STEM to STEAM: Using Brain-Compatible Strategies to Integrate the Arts. Thousand Oaks: Corwin.
Webgrafía
Guillén, J (2016). ¿Cuáles son las asignaturas más importantes para el cerebro? https://escuelaconcerebro.wordpress.com/2016/05/30/cuales-son-las-asignaturas-mas-importantes-para-el-cerebro/ (consultado el 02/11/2017).
Pallarés Domínguez, D (2016). Neuroeducación en diálogo: neuromitos en el proceso de enseñanza-aprendizaje y en la educación moral. Pensamiento, vol. 72, nº 273.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5846789 (consultado el 01/11/2017).
Torres Menárguez, Ana (2017): Entrevista a Francisco Mora. Diario El País. https://elpais.com/economia/2017/02/17/actualidad/1487331225_284546.html (consultado el 02/11/2017).
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